La situación actual se ha caracterizada por un repentino aislamiento domiciliario, una inminente pérdida de libertades, antes dadas por supuestas; la fuerza de la digitalización y la implantación del teletrabajo, antes solo practicado por unas pocas personas; y una gran incertidumbre sobre el futuro de la economía y de nuestras vidas. Ello ha supuesto un varapalo para la mayoría de nosotros ya que ha puesto de relieve nuestra fragilidad e incapacidad de prevenir y de anteponer lo que era realmente importante. Este estado de alarma ha significado un paro absoluto en el camino, con un antes y un después en nuestras vidas. Y, aunque hoy se habla de vuelta a la nueva normalidad (un oxímoron muy recurrente últimamente), debemos ser conscientes de que esta, ciertamente no será lo que fue. Además, el mundo que dejamos atrás era ya insostenible económica, social y ambientalmente.

Las empresas deberán ahora esforzarse con creces no solo para recuperar o aproximarse a sus anteriores índices de productividad, sino que deberán replantearse nuevas estrategias de negocio con otras formas de trabajar y de organizarse. Y deberán hacerlo teniendo en cuenta más que nunca los posibles riesgos laborales, que tras la pandemia del Covid-19 adquieren una nueva dimensión. Cuando se habla de prevención de riesgos laborales, normalmente se piensa en los conceptos clásicos de seguridad e higiene en el trabajo, y se eluden otros aspectos muy  importantes, como los derivados de una deficiente organización del trabajo que atenta a la salud y al bienestar de las personas, generando insatisfacción, ineficiencia y pérdida de productividad, que además no se evalúan. Ello se englobaría en lo que se denominan en términos generales, riesgos psicosociales. Y es precisamente ante la necesidad de que las personas dejen de ser un recurso para convertirse en objetivo empresarial y estén en el corazón de las organizaciones para innovar en todos los ámbitos y desarrollar su creatividad, que los aspectos psicosociales del trabajo adquieren una especial relevancia.

Podría parecer que la prevención de riesgos laborales siempre ha existido, pero, sin embargo, no tomó forma hasta la llegada de la Revolución industrial. Las inhumanas condiciones experimentadas en la industria y sus terribles consecuencias en la vida de los trabajadores y, por ende, en la misma producción, hicieron latente la necesidad de proteger a las personas mediante leyes y normas. Fueron razones económicas, de presión social por los primeros sindicatos, así como el ejemplo de algunos empresarios ejemplares que siempre los ha habido, las que condujeron a las nuevas reglamentaciones del siglo XX. Aunque, es evidente, que en aquella época se tuvieron muy poco en cuenta los aspectos psicosociales del trabajo. Ha sido con la Ley 31/1995 de PRL, que aparece un nuevo marco reglamentario progresista para que los riesgos laborales se gestionen bajo los mismos principios de un sistema de calidad con una serie de obligaciones empresariales y un conjunto de actividades para que los riesgos estén debidamente controlados. Ahí surge el tratamiento sistematizado de los riesgos laborales, incluidos los ergonómicos y psicosociales, que no habían tenido el debido tratamiento en anterioridad. Se ha demostrado que aspectos como la política empresarial, el liderazgo de directivos y mandos, la participación de los trabajadores, la formación continua de todos los miembros de la organización, la innovación tecnológica y organizacional y la propia organización del trabajo son generadores de daños físicos, y psico-sociales si no se atiende la dignidad de las personas en el trabajo, pero pueden ser todo lo contrario, factores de éxito para el desarrollo profesional de los trabajadores y la mejora de la competitividad en un marco de Responsabilidad social y de Excelencia, con la mirada atenta de la ciudadanía sobre el comportamiento empresarial.

¿CUÁLES SON LOS RIESGOS PSICOSOCIALES EN ESTA SITUACIÓN DE PANDEMIA?

Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), los riesgos psicosociales hacen referencia a aquellas condiciones, que se encuentran presentes en una situación laboral y que están directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización de la tarea, y que tienen capacidad para afectar tanto al bienestar o a la salud (física, psíquica o social) del trabajador como al desarrollo del trabajo.

Si en el pasado alguien nos hubiese augurado que íbamos a vivir tiempos tan inciertos como estos, seguramente hubiera costado imaginarlo. Sin embargo, actualmente no nos queda otra y estamos descubriendo poco a poco como esta coyuntura está afectándonos mental y físicamente. Son muchas las consecuencias de esta nueva realidad, de algunas de ellas todavía no somos conscientes debido al desconocimiento. Se habla ya, del síndrome de la cabaña causado por el confinamiento y caracterizado por síntomas como la ansiedad, la inseguridad, o el miedo a lo desconocido. Se predice que dicho pánico a la enfermedad y/o a la incertidumbre económica y social puede acabar en Estrés Post Traumático. A todo ello, hay que añadirle la reducción generalizada de empleos que, de manera directa o indirecta, nos acaba afectando a todos. Y lo que es peor, la pérdida de un ser o seres queridos con todo lo que ello conlleva en esta época de no contacto y distanciamiento.

 ACOMPAÑAMIENTO EN LA VUELTA AL DÍA A DÍA DE LAS EMPRESAS

Retomar la actividad no será sencillo para nadie y las empresas no serán una excepción. Por eso, es el momento de que prevencionistas y responsables de recursos humanos tomen las riendas y empiecen a trabajar directamente con todo el equipo, de manera individual y sobre todo grupal, para poder afrontar de la mejor manera posible la nueva situación. Los trabajadores deben sentirse debidamente atendidos. Es un momento crucial para el bien de las personas, pero también el de la organización. Es en la adversidad cuando descubrimos quien realmente está a nuestro lado. Y no con espíritu paternalista, sino para generar confianza en la construcción entre todos del futuro de la organización, y autoconocimiento-autoconfianza de los trabajadores y su contribución al proyecto empresarial. (1)

Las tensiones y los conflictos están en la esencia de las relaciones humanas, pero si se saben gestionar dejan de ser fuente de problemas para convertirse en oportunidades de mejora. Los conflictos deben prevenirse en un clima de diálogo y de confianza. Los líderes tienen un buen conocimiento de las personas de su entorno y deben saber actuar a tiempo ante ciertas actitudes o cambios de comportamiento. Con la vuelta al trabajo y ante la incertidumbre sobre el futuro inmediato, es previsible que las tensiones se acrecienten. Para ello, CMBMediala ha creado un plan de prevención y gestión de conflictos, interviniendo en todos los niveles de la organización mediante la creación de espacios de diálogo saludable y constructivo. Los roces y malentendidos ya existentes anteriormente,si no se actúa con celeridad van a agravarse. Su negación y elusión no harán que desaparezcan; es más, pueden acabar destruyendo y contagiando rápidamente al resto de la estructura (2).

También desde nuestra experiencia en el campo de la mediación y con el firme propósito de que los posibles conflictos no repercutan negativamente en todo el equipo, es necesario recurrir a estrategias en las que la comunicación sana y fluida sea la piedra angular. Renegamos de las críticas y los juicios de valor que han de ser eliminados, y apostamos por el entendimiento a partir de la asimilación y la aceptación de la persona implicada. Tampoco hemos de olvidarnos de las emociones, tan a flor de piel últimamente, e hemos de intentar que todas las vivencias sean escuchadas y reconfortadas (3).

Además, aprovechando las nuevas formas de comunicación, cuidamos de facilitar reuniones virtuales con las personas que lideran una entidad porque consideramos que es fundamental que los y las trabajadoras puedan hablar directamente con la persona que las dirige para poder plantearle directamente sus preocupaciones o, incluso quejas. Hacemos hincapié en la importancia de hacer piña, especialmente en momentos tan peliagudos como estos porque ahora más que nunca precisamos saber que contamos con el apoyo de nuestros jefes para poder afrontar con ilusión y esperanza esta nueva realidad. En tiempos de incertidumbre es imprescindible generar confianza y la certeza que vamos a trabajar juntos por un futuro mejor.

  

Carol Pinilla, directora de CMBMediala

 CMBMediala pertenece al Movimiento Mieses Global, asociación sin ánimo de lucro formada por personas y organizaciones comprometidas en desarrollar competencias para ayudar a construir empresas saludables, socialmente responsables y sostenibles, en donde las personas sean el motor del cambio.